JUSTO ESTAY, POR el Conde de Luxemburgo. LOS ANDES, 03 DE Dic. de 2006.-
Sublimes llantos de húmedas gargantas afiebradas
exploran los campos y montañas nevadas.
Sollozan los peces en cielos ignorados
y la cruz del Calvario sin el Cristo clavado.
La historia de los hombres horada las nubes.
Las letras de canciones las lleva el puelche.
El sauce en la rivera corretea a una avispa.
La piedra de montaña baja y sube;
se aferra al tiempo tragando chispas.
El marino, la lancha, el bote, el buque y los veleros
remontan blancos derroteros.
El sol quebrando vidrios en las murallas,
campecinos se pierden en lúgubres senderos.
Sombrero roto, caballo sin pies ni alas.
jinete osco, taciturnmo y oscuro, cabalga por calles sin ventanas
trasmontando colinas marzupiales sin techo, sin nada
el arriero va pisando las montañas.
Mil veces el jamelgo en su relincho
implora jadeante un descanso breve.
El cerro, el jinete, el barro y el viento
siguen matando impertérritos la nieve.
Justo Estay se llama el montanero.
Rosamel le llaman al jamelgo, la Gloria se llama el cerro
que vigila atento a Putaendo.
San Martin y O'Higgins en sus faldas
festejan la gloria de Maipú.
Carrera y don Manuel no están presentes
ña Celima sirve el trago de aguardiente.
Justo Estay y Rosamel en la distancia
respiran hondo recordando a los ausentes-
También suspìra ese trozo de Patria llorando una canción silente-.
con canto de grillos, de tordos, de jilgueros
sobre un rio muerto... sin torrente.
Sigue la fiesta en el Cerro la Gloria
mientras por la ladera rosando va la luna sombría;
rumiando sus esperanzas, su tristeza va llorando
mientras se muere el dia.
Llorando en sollozos quebrajados;
porque de don José Miguel,
de Justo Estay y del jamelgo,
San Martin, O'Higgins y ña Celima
simplemente se han olvidado-
Es por eso que se escuchan por las calles
los sentidos relinchos de caballos,
relinchos que las sombras van comiendo
en cada piedra del sendero a Putaendo.-
Sublimes llantos de húmedas gargantas afiebradas
exploran los campos y montañas nevadas.
Sollozan los peces en cielos ignorados
y la cruz del Calvario sin el Cristo clavado.
La historia de los hombres horada las nubes.
Las letras de canciones las lleva el puelche.
El sauce en la rivera corretea a una avispa.
La piedra de montaña baja y sube;
se aferra al tiempo tragando chispas.
El marino, la lancha, el bote, el buque y los veleros
remontan blancos derroteros.
El sol quebrando vidrios en las murallas,
campecinos se pierden en lúgubres senderos.
Sombrero roto, caballo sin pies ni alas.
jinete osco, taciturnmo y oscuro, cabalga por calles sin ventanas
trasmontando colinas marzupiales sin techo, sin nada
el arriero va pisando las montañas.
Mil veces el jamelgo en su relincho
implora jadeante un descanso breve.
El cerro, el jinete, el barro y el viento
siguen matando impertérritos la nieve.
Justo Estay se llama el montanero.
Rosamel le llaman al jamelgo, la Gloria se llama el cerro
que vigila atento a Putaendo.
San Martin y O'Higgins en sus faldas
festejan la gloria de Maipú.
Carrera y don Manuel no están presentes
ña Celima sirve el trago de aguardiente.
Justo Estay y Rosamel en la distancia
respiran hondo recordando a los ausentes-
También suspìra ese trozo de Patria llorando una canción silente-.
con canto de grillos, de tordos, de jilgueros
sobre un rio muerto... sin torrente.
Sigue la fiesta en el Cerro la Gloria
mientras por la ladera rosando va la luna sombría;
rumiando sus esperanzas, su tristeza va llorando
mientras se muere el dia.
Llorando en sollozos quebrajados;
porque de don José Miguel,
de Justo Estay y del jamelgo,
San Martin, O'Higgins y ña Celima
simplemente se han olvidado-
Es por eso que se escuchan por las calles
los sentidos relinchos de caballos,
relinchos que las sombras van comiendo
en cada piedra del sendero a Putaendo.-
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